19 de septiembre de 2017… el destino se encargó de jugarnos una mala broma, el mismo día, 32 años después y posterior a un simulacro, la tierra se hizo sentir otra vez y como nunca, se hizo escuchar y nos hizo llorar…
Una fuerza que nos demostró lo pequeños y vulnerables que somos, que nos sacudió hasta dejarnos en un estado que tardará en sanar. A las 13:14 hrs en la Ciudad de México el miedo nos invadió, la sorpresa, la angustia de no saber de los tuyos, la angustia de no saber que pasó allá adelante de filas y filas de autos, ahí en los escombros. Comparto el dolor con aquellos que perdieron a un ser querido, que perdieron su casa, su patrimonio, su mascota, todos perdimos nuestra tranquilidad, todos somos frágiles… todos somos humanos.
Pude ver el miedo, pude sentir la solidaridad, pude ayudar y puedo decirles que lo único que no se rompió, por el contrario se hizo más fuerte, fue el amor por mi familia, por mi gente, por mi México.
Que sean estas palabras una catarsis, necesitamos aprender de esta tragedia, saber que «no sabemos» cuando vendrá el siguiente, pero si tener claro que hoy ya somos otros, ya somos distintos, somos sobrevivientes y la historia o la huella que queramos dejar, sólo nosotros, día a día podemos construirla y hoy nos toca reconstruirnos.
Hubo muchos escritos, muchos decires, pero uno en particular circuló y a mi parecer refleja lo que todos y en particular, Juan Villoro en ese momento, sintió, plasmó y compartió…
Puño en alto
Juan Villoro
Este poema ha sido criticado, odiado y amado. Para muchos, la manera correcta de poner en palabras lo que sentían, para otros, un oportunismo. Sea como fuere, Villoro imprimió en esas palabras lo que vivió a partir del 19 de septiembre del 2017 en la Ciudad de México. La publicación, hecha el 22 de septiembre en la sección de opinión del periódico Reforma, fue un revuelo en las redes sociales. Por odiado o por amado, pero movió a miles de mexicanos.“Te dolió una parte del cuerpo
que no sabías que existía:
La piel de la memoria,
que no traía escenas
de tu vida, sino del
animal que oye crujir
a la materia.
También el agua recordó
lo que fue cuando
era dueña de este sitio.
Tembló en los ríos.
Tembló en las casas
que inventamos en los ríos.
Recogiste los libros de otro
tiempo, el que fuiste
hace mucho ante
esas páginas.
El que recordó quién estaba
en qué lugar.
El que fue por sus hijos a la escuela.
El que pensó en los que
tenían hijos en la escuela.
El que estuvo despierto para
que los demás durmieran.”
Leído por él mismo lo puedes escuchar AQUI o leerlo completo directo de su cuenta de TWITTER
Con este sentir me abrazo y los abrazo a todos.
como disparos certeros fueron esos segundos en el microsismo de la Ciudad de México el 10 de mayo pasado, con toda seguridad tenemos que hacernos de una coraza, pero quien no huye de estos atentados de la naturaleza!
no puedo evitar pensar que tenemos un enemigo y nos jugó OTRA mala broma, un atentado! por tercera vez, el 19 de septiembre, un sismo dispara el miedo y nos despoja de la seguridad después de un simulacro ¿que tenemos que aprender?
recordar este trágico evento estremece, nos despojó de la tranquilidad y cada que se acerca la fecha es un disparo de emociones!
… a un año ya de esta tragedia, las heridas aún no sanan, pero sí la voluntad de continuar, no podemos huir del temor de que vuelva a pasar pero como dices, hay que aprender de esto, aprender a ser más solidarios con el vecino, dejar a un lado a los enemigos y dar gracias por estar vivos…
leo tu texto y me conmueve, fue una terrible experiencia no sólo en la Ciudad de México, ya han pasado tantos meses y hay zonas donde no aparecen las autoridades, es lamentable ver el despilfarro de dinero para campañas de políticos corruptos que lavan dinero y no les pueden apoyar a construir sus casas…