Es básico reconocer los nuevos talentos en este mundo de la gastronomía, enriquecernos con historias de éxito, chefs emergentes que se consolidan con retos y aportaciones atrevidas. Mexicanos que se forman a fuerza de voluntad, con ganas de hacer y al mismo tiempo disfrutan el dar al comenzal sensaciones diferentes en cada platillo.
Es el caso de Tomás Bermúdez, que aunque compartimos mismo apellido ¡no somos familiares!. Lo que sí compartimos es un gran amor al arte culinario, por las creaciones que hacen uso de recursos locales y sobre todo por «el hambre» de disfrutar y dar en la comida.
Tomás es originario de Durango y ha establecido un negocio sólido en México con La Docena, es un empresario con un restaurante de nueve años de vida, con presencia en Guadalajara y Ciudad de México, ¿el éxito del lugar? la selección de producto, el toque irreverente y el ambiente en donde el comensal es primero.
Sus primeras inquietudes versaron sobre diseño industrial y arquitectura, dos carreras que más tarde le dieron la bases para una cultura visual necesaria en su oficio de chef ya sea para montar un plato, o bien, para diseñar los espacios de sus cocinas profesionales, los cuales deben ser funcionales y ágiles.
Su carrera gastronómica comenzó en Argentina en La Parrilla del Pueblo (Buenos Aires) para después migrar a Europa e instalarse en Andorra, teniendo de maestro a Martín Berasategui y en Francia con estadía en Le Chateaubriand con Iñaki Aizpitarte. Al regresar a México, obtuvo el mando de la cocina de La Porteña en Guadalajara, un sitio que le hizo conocer a sus actuales socios de La Docena.
“Elegí la tierra tapatía como destino para montar La Docena porque los tapatíos son muy relajados, les encanta comer, defienden el producto local y lo consumen; el clima es increíble, tienen bosque, un acceso a la playa increíble al estar a dos horas y media, además de productos muy interesantes para cocinar”, explica Tomás quien actualmente goza de cuatro sucursales de su restaurante insignia en Guadalajara y Ciudad de México.
Su primera parada fue en el Restaurante de Lucho Martínez, para después tomar el hotel Brick con el equipo de Armando Acosta de Cerrajería Restaurante con dos fechas en las cuales lo que lució fue el producto impecable como los huevos poché con jaiba (benedictnos), el shakshuka con jocoque y pan pita, las ostras, y el final divertido con un pastel de celebración de cuatro leches, con dulce de leche y lunetas, porque para ellos siempre hay un pretexto para celebrar.
Para darle voz a las inquietudes de nuevos talentos en la cocina, Tomás Bermúdez abrió otro proyecto llamado Urgente-Emergente al ver que hay mucho talento en el país, pero pocas oportunidades para que se puedan expresar.
El foro para la ejecución de Urgente-Emergente fue La Docena de la Colonia Roma invitando a los sub chefs de otros restaurantes (y del mismo restaurante) para que cocinaran lo que quisieran con el producto que más se les antojara.
Entre los reconocidos chefs invitados a emerger están: Joaquin Cardoso, Elena Reygadas, Luis Arellano y el nórdico Mads Refslund
Por esto! el Chef Bermúdez es con toda seguridad, un ejemplo de que en el escenario de la gastronomía, se requiere de un refresh y personajes nuevos.
los nuevos talentos en el país hay que reconocerlos: empresario, restaurantero, emprendedor, se requieren ciudadanos de gran calibre en México!
que curiosa coincidencia Arturo, por tu apellido y por profesión! se aplaude el despojo de las ideas envidiosas, pues no tienes ningún problema en comentar los logros de tus colegas, por esto te aplaudo y felicito!